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La lengua alemana

24/01/2017  Artículo publicado por La Vanguardia

Una de las consecuencias colaterales del Brexit afecta a los idiomas oficiales de la Unión Europea (inglés y francés). El asunto ha suscitado opiniones contrapuestas en el seno de la UE, pero ha quedado aparcado, sensatamente, a la espera de que previamente Bruselas y Londres negocien una nueva relación, un hecho sin precedentes. Tiempo habrá para abordar el debate sobre la oficialidad del inglés y hacerlo hoy sería discutir sobre galgos o podencos. El inglés es el latín del siglo XXI y sería un error imponerle un destierro absurdo –por absurda que pueda parecer la decisión de los británicos– y ponerle puertas al campo. La esencia francófona de la UE es innegable y debe mantenerse como un tesoro y una seña de identidad pragmática, pero sin transferir a esta lengua la responsabilidad de reemplazar al inglés en el día a día de la Unión Europea. Los partidarios de castigar al inglés y darle la espalda olvidan que es la lengua oficial de Irlanda.

No obstante, hay un idioma llamado a tener un papel más relevante en el futuro europeo y este es el alemán, que ya es, hoy por hoy, la lengua nativa más hablada de toda la Unión Europea. Hay cien millones de germanohablantes en el mundo repartidos por Alemania, Austria, Suiza, Luxemburgo y Liechtenstein, estados en los que goza de oficialidad, sea exclusiva o compartida.

El peso de Alemania en la UE es innegable, pero lo decisivo de cara al futuro es que se trata de una lengua cuyo aprendizaje tiene ventajas laborales gracias a la influencia monetaria alemana, al crecimiento económico y a la fuerza de sus multinacionales. No hace falta recordar que el alemán tiene detrás una potente cultura literaria y musical, factores que refuerzan su difusión exterior. La tendencia es mundial y hemos pasado de 14,9 millones de estudiantes de alemán en el 2010 los 15,4 millones del 2015. Paradójicamente, una de las razones que frenan la eclosión del alemán en el mundo es que sus habitantes tienen, de forma generalizada, un buen conocimiento del inglés…

Pocas lenguas tienen una relación tan poderosa a efectos laborales como el alemán. En el ámbito del sector turístico, los alemanes son los segundos en números absolutos en España. Se trata de un visitante fiel y que valora mucho –y sin exigencias– ser tratado su lengua. Y no hay que olvidar el déficit que tiene Alemania de licenciados en sectores como el sanitario, tanto de médicos como de personal de enfermería, así como en profesiones relacionadas con la atención a la tercera edad.

Son los derechos y la realidad –más que las declaraciones oficiales– lo que da dinamismo a las lenguas.